“Los chilenos son antipáticos y estirados”. Esa era la advertencia de la mayoría de las personas con quienes hablé de Chile antes de entrar en este alargadísimo país de cerca de 5000 Kms de longitud.
Quizás se deba a las continuas disputas fronterizas que han tenido con los países colindantes a lo largo de los últimos años, o a esa absurda tendencia a la aversión que se suele tener con los países vecinos, pero lo cierto es que no puedo estar más en desacuerdo con semejante opinión.